El mundo Romano en los inicios del cristianismo


A la muerte de Alejandro Magno (323 a.c) el imperio que había fundado se dividió y empezó a surgir Roma, que poco a poco se convertiría en el gran imperio. En el cristianismo primitivo el imperio romano se extiende desde Las Galias pasando por Asia Menor hasta el cercano oriente abarcando el norte de África. 

La historia de Roma se puede dividir en tres épocas: 

       - Monarquía (751 a 509 a.c), que va aproximadamente desde su fundación hasta la caída de los reyes 

      - República (509 a 32 a.c): esta época comprende tres periodos definidos. El primero hasta 264: los nobles derrocaron a los reyes estrucos y organizaron la república en provecho propio por la misma época en que Atenas evolucionaba hacia la democracia. Luego, el periodo de la republica surge cuando termina los conflictos por la tierra aquí se da la conquista el mediterráneo. Expansión a Grecia, Macedonia, Siria, y España, hasta 133 a.C. El último periodo de la república va hasta el 32 a. C. Es un siglo de luchas entre la oligarquía senatorial y los plebeyos capitaneados por los por los caudillos militares. 

      - Imperio (32 a.c a 476d.c) En riente va hasta 1453. Ëoca del gobierno d elos emperadores apoyados en ls fuerzas militares y la aclamación popular. Se puede dividir también en tres periodos: 

                     o Desde el reinado de Augusto hasta 195 d.C. Dos siglos de oro bajo el régimen de los césares. Es una época de paz y orden con emperadores como Augusto, tiberio, Flavio y Antonio. Otros no tanto y muy particulares como Calígula, Claudio, Nerón y Cómodo. Desde oriente se viene extendiendo el cristianismo. 

                         o 195-285: Anarquía y militarismo corrupción, derrotas en el exterior, los bárbaros van invadiendo el imperio y comienzan las crisis 

                         o 285-476: Dioclesano salva el imperio al dividirlo en su administración dando un aire más oriental. La residencia imperial se trasladó a la región de Asia Menor.En este contexto, una rama del imperio romano (Bizancio) comenzó a tomar fuerza. Desde el 313 a 476 se da el triunfo del cristianismo donde la Roma no cristiana desaparece. 

Así pues, es posible constatar que en la época de Jesús Roma es una ciudad que crea un poderoso estado ecuménico, pero a medida que crece, se evidencia como se agudizan sus problemas. No cabe duda de que el mundo conocido para ese entonces era el imperio romano. 

Éste, a nivel político estaba organizado por provincias (colonias) gobernadas por el gobernador (procónsul) y solo algunos eran ciudadanos romanos. En 211 Caracalla dio derecho de ciudadanía todos los habitantes del imperio. 

El emperador era jefe del senado, del ejército y del pueblo; además de ser cónsul, pontífice, máximo y censor. En los primeros siglos la parte occidental jamás lo vió como un ser divino porque el término augustus (augere) quiere decir “hacer crecer”, por su parte oriente introdujo la sacralización imperial al usar la palabra theibastos (representante de la divinidad) . Cuando un emperador moría era llamado divus, es decir, santo. 

El término pagano o paganismo no tenía ninguna connotación religiosa. Se refería a las personas que vivían fuera de las ciudades en los llamados pagos: tuvo esta connotación a partir de la historia hecha por Osorio, pues al imperio cristianizado, no asistían los pagos al culto. Las primeras comunidades cristianas eran urbanas. 

El imperio era muy religioso, veía las cosas como sagradas y lo divino invadía el mundo, por lo que era importante establecer relaciones con la divinidad. En occidente las relaciones entre hombre y divinidad se daban dentro de términos de comercio y en oriente como búsqueda de la felicidad que no se haya en este mundo (ascesis), las dos eran optimistas y naturalistas. 

Lo anterior nos lleva a comprender que los cristianos en cuanto a lo político no encuentran, en primer momento mucha dificultad, pero en cuanto a lo religioso las cosas eran diferentes, pues a los romanos les era muy difícil aceptar el tema de la encarnación así como dejar de rendir culto a los dioses que le aseguraban el bienestar. 

Filosóficamente en el imperio existían varias corrientes: hedonismo, epicureísmo, eclecticismo y estoicismo, que en más de una vez eran vistos como contrarios a la experiencia cristiana. Sin embargo, corrientes filosóficas como el Estoicismo y Platonismo dejaron huella en la experiencia cristiana. 

Demográficamente se puede constatar que existían epidemias, invasiones, guerras y hasta una insipiente planificación familiar, la contra concepción, el aborto y el abandono de los recién nacidos. 

Moralmente los lujos y las diversiones, espectáculos circenses (allí se da el martirio de muchos cristianos) y luchas de gladiadores, que puede producir repulsa y admiración. Es una parte de la historia, que como afirma Manuel Briceño en su libro los gladiadores de Roma, “desearíamos arrancar del libro de su historia esa hoja que amancilla, con un océano de sangre indeleble,la imagen de aquella civilización magnífica”.  Muy a favor de la experiencia religiosa de los cristianos, fue la unidad del imperio y del mundo conocido, unidad del lenguaje, creencia en un ser supremo a pesar del sincretismo politeísta.

Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 29-36

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