Algunos elementos litúrgicos, pastorales y cultuales de la Iglesia primitiva

Con la oficialización de la iglesia, (después del edicto de Tesalónica hacia el 380) la liturgia avanzó, el catecumenado recibió un mortal golpe y se llegó a la revisión de la doctrina penitencial en su sentido y función. Además comenzó una oleada misionera que llevó el cristianismo a los confines del imperio, traspasando incluso las fronteras. 

Lo primero fue la fijación de las normas litúrgicas y la consecuente diferenciación de las liturgias entre oriente y occidente. La nota esencial de la liturgia es participación el culto celebrado pro los Ángeles en el cielo. No se puede olvidar que en las Iglesias cristianas orientales, y aunque esto pueda comprenderse mejor en otro momentos histórico, hay cinco grandes tradiciones: bizantina, armena, jacobita, caldea y copta; de estos cinco ritos, el más difundido es el bizantino; no obstante ello, los otros ritos, casi todo nacido de la antigua liturgia de Antioquia, conforman un testimonio de la antigüedad litúrgica cristiana. 

En occidente se dio la liturgia latina en sus tipos: romano, gálico, milanés y romano africano; la nota esencial es la mediación de Cristo que se manifiestas en las doxologías. No se deba olvidar que en el pontificado de Dámaso I, hacia el 370, se presentó la fijación del canon litúrgico latino de la misa, la primera organización del año litúrgico y al sistematización del culto a los mártires. 

La catequesis tenía una amplia acogida una vez que la mayoría de los cristianos provenía de la gentilidad. Se enfatizaba en la catequesis de iniciación cristiana para fortalecer los primeros conocimientos de la fe de los neófitos. De acuerdo a la obra de Catechizandis rudibus el objetivo de las catequesis es la narración de las maravillas de Dios conectando la historia de la salvación con el itinerario religioso del catecúmeno para mostrar el amor de Dios a la humanidad. 

Junto a la catequesis está la predicación. La mayoría de los sermones que han llegado proviene de dos autores: Juan Crisóstomo y Agustín de Hipona. En general se llega a los fieles a través de una predicación alegórica de la Biblia; la predicación lleva a una forma concreta de religiosidad que tenía en el cristocentrismo su mejor expresión; la predicación motivaba este tipo de religiosidad de tal manera que durante estos siglos comenzó a estructurarse la piedad crística que tenía en el misterio pascual su máxima y mejor expresión. 

Dentro de estos elementos, también hay que resaltar cómo creció y se afianzaba el culto a los mártires comenzó a organizarse públicamente cuando la iglesia fue reconocida por el imperio; además se extendió con rapidez a tal punto que comenzó la repartición de reliquias algunas de ellas por contacto, para diferentes lugares de culto que querían contar con la protección del mártir. 

Mención especial merece el culto a la Virgen María, que era puesto por encima de los Apóstoles incluso antes de las definiciones dogmáticas mariológicas. A la luz de estos cultos se desarrolló el arte cristiano, principalmente en los cementerios. Junto al culto a los santos y mártires están las peregrinaciones tanto a tierra Santa o las tumbas de los mártires y santos. Junto al culto a los santos mártires están las peregrinaciones tanto a tierra santa como a las tumbas o sepulcros de los mártires y santos. Parece ser que en las peregrinaciones predominaba el deseo y la esperanza de hallar ayuda en situaciones personales difíciles, sobre todo la curación de enfermedades; el agradecimiento por la ayuda prestada induce a realizar peregrinaciones prometidas. 
Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 180- 185.

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