Elementos de la experiencia eclesial Latina

        Organización eclesial 

Se crearon los vicariatos pontificios en los cuales los obispos asumieron un crecido poder. Hispania, Arlés y Tesalónica son los ms nombrados.

Hispania comenzó su vicariato con Zenón de Sevilla quien obtuvo especiales poderes del papa Simpliciano o Simplicio (468-483).

El vicariato de Arles se remonta a Zósimo (417-418) siendo confirmado por Leon I (44-461) e Hilario (461-468), quien esperaba los informes correspondientes; el vicario debía celebrar sínodos y otorgar cartas de recomendación para los eclesiásticos galos que iban de viaje.

Después de un breve periodo de esplendor, aparecieron las sedes de Lyon y Autun que fueron adquiriendo mayor importancia que Arles, con lo que este vicariato fue lentamente decayendo.

Las parroquias, que no eran muy numerosas, eran centro de reunión y puntos desde donde se impulsaban las misiones; también se comenzó a organizar la atención pastoral a los cristianos con sus exigencias propias y una cierta formación para los pastores en las escuelas parroquiales; alborozos de seminarios e internados.

       La jerarquía

                   El Pontificado

Hilario (461-468), sucesor de León magno, continuo con el entendimiento con el oriente cristiano pero se insinuó el problema con los germanos arrianos quienes erigieron el templo Santa Águeda de los Godos en Roma; en su empeño por la unidad episcopal intervinieron en las disputas entre galos y españoles.

Glaucio I (492-496)también tuvo como meta la liberación de la iglesia en su primera comunicación con el emperador Anastasio (491-418) fue claro e intransigente al hablar de la misión y el rango de los dos poderes, sosteniendo la primacía de Roma y su misión de manera pura la fe.

Bajo Anastasio II (496-498) la relación entre Roma y Bizancio cambio porque este papa fue benévolo con Acacio y su ministerio; esta actitud origino el cisma Laurenciano en Roma que entorpeció la actividad de la santa sede.

Para Hormisdas (514-523) la reconciliación con oriente era vital y contó con el cambio de política en Bizancio donde el descontento por el monofisismo era manifiesto. Fue autor de la regula fide o fórmula hormisda para entablar negociaciones, pero como la política cambio todo se derrumbó.

Con Juan I (523-526) comienza una serie de pontificados breves en medio de una católica lucha entre Bizancio y los ostrogodos con lo que el apoyo de accidente desapareció porque Teodorico un arriano que permitía el catolicismo se dio cuenta de que en oriente un rey cristiano (Justino y Justiniano) no permitía el arrianismo.

Juan II (533-535) nombrado por voluntad del rey gogo Atalarico fue el primer papa que cambio de nombre; se dejo ganar para la fórmula teopasquista que pregonaba Justiniano en su afán unionista y comenzó la dependencia del papado frente al imperialismo bizantino.

Virgilio (537-555) tuvo que sufrir la diputa de los tres capítulos y fue maltratado en oriente; recibió, como cuenta de cobro por su tratado a Silverio, muy poco apoyo de accidente.

Gregorio Magno (590-604) biznieto de Félix III, fue un pontífice que paso a la prosperidad como figura ideal de papa. Supo llevar las relaciones políticas con el imperio, no en vano procedía de familia senatorial; a él se le deben las bases del cambio del protectorado bizantino por le germánico.

Sobre la cuestión del patriarca ecuménico de Constantinopla no gasto mucha fuerza ya que prefería el titulo de servum servorum, Dei que después adoptó la cancillería pontificia. Su grandeza radica en la acción pastoral: la infatigable acción caritativa, la reforma del clero, la reforma de los monjes (Moralia en Job y Homilías sobre Ezequiel y la misión entre los anglosajones. Se dice de él: “junto a la habilidad diplomática y la representación soberana también mostraba la grandeza del corazón”; elevo el pontificado a un alto nivel incluso por encima de la más importante figura política de Italia (el Hexarca de Ravena).

                    El clero

Formación, moralidad, y celibato son los puntos centrales; varias disposiciones sinodales estaban encaminadas hacia esos fines, aunque también se habla de la economía, los privilegios y deberes.

La formación era una gran preocupación pero insuficiente porque basaba con leer y predicar, hacia el siglo VI un gran número de párrocos no estarían en capacidad para participar en discusiones teológicas. Había preocupación pero no existían los medios necesarios para lograrlo.

La moral de los cleros era un tema muy delicado; se les prohibía cazar y tener perros de caza, tener negocios de préstamos, levar armas emprender viajes sin la respectiva carta de presentación o salvo conducto.

       El monacato latino

Eremitismo y cenobitismo se desarrollaron durante este periodo en sitios aislados y presentan una legislación tanto interna como externa para regular su vida hasta llegar a las excepciones conventuales.

En Italia el monacato aumento considerablemente debido a la persecución africana; en este país aparecieron numerosas reglas, entre las cuales brillan la Regula Magistri (R M) y la regla de San Benito (R B) la cual, sin entrar en pormenores de critica textual, es la regla más coherente y armónica entre todas las entonces existentes porque trata el monaquismo a la luz de algunos temas básicos.

En Hispania también se propago el monacato después de las invasiones godas; Leandro e Isidoro de Sevilla junto a Martin de Braga, quien difundió la espiritualidad de los padres del desierto son los más ilustres legisladores de este monacato que tenía en la tendencia a lo intelectual un rango característico.

       Acción pastoral

Por lo que se refiere a lo pastoral la predicación ocupa un importante lugar con lo que nacieron los cermonarios; en Las Galias Cesáreo de Arlés hizo colecciones de homilías de las cuales se puede deducir el nivel moral y cultural de los oyentes; en Hispania, Martin de Braga escribió Correctio rusticorum, un manual de predicación que ofrece un modelo para las homilías de las visitas pastorales.

      Discusiones teológicas

El arrianismo fue duro rival para la fe cristiana católica que tuvo que hacer esfuerzos intelectuales para lograr una adecuada intelección de la doble naturaleza de Cristo. En la lucha contra el arrianismo se dieron algunas notas de la legislación disciplinar penitencial y litúrgica de arios concilios regionales, que son básicas para captar la magnitud de la disputa.

Fulgencio se opuso decididamente a la fe arriana defendida en la profesión de fe Homousiana antinicena de Seleucia-Rímini. En el pensamiento de este santo obispo hay una cristología en ciernes porque los conceptos actuales de persona, procesión y trinidad no estaban tan delineados como hoy.

      La literatura cristiana

Este periodo es de decadencia, en él se encontraron hombres que trataron de salvar lo valioso con el deseo de hacer una síntesis de la fe y el pensamiento recibido por tradición; pero aunque sea un periodo de decadencia, no se puede olvidar que los autores de los siglos V a VII, tanto orientales como occidentales conformaron una especie de eslabón entre la antigüedad y el Medioevo, máxime cuando entre los siglos V y X (450-950), se presento una oleada de espíritu místico en el mundo, tanto cristiano como no cristiano, dando una alfabetización religiosa en la cual se transmite la herencia de la antigüedad y las estructuras sagradas comenzaron a darle a los pueblos una cierta orientación cultural donde la experiencia religiosa es fundamental.
Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 260-275.

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