La estructuración de la iglesia en los primeros siglos

Entre el 30 y el 313 la Iglesia era un elemento extraño para el mundo no cristiano, por eso interesa conocer la vida interna de la comunidad eclesial, que se manifiesta a través de los escritos. Una vez murieron los apóstoles comenzó un nuevo periodo en la vida de la Iglesia caracterizado por tres factores: persecuciones, corrientes heterodoxas y organización de la Iglesia. 

Mientras que la Iglesia se expandía, comenzaron a aparecer los escritos, unos inspirados y otros apócrifos. Cuando se presentó la separación del judaísmo, la Iglesia buscó su propia identidad orgánica y cultural al tiempo que clarificaba las exigencias de la fe y el mensaje evangélico; fue la época de los Padres Apostólicos. 

Al tiempo que la vida interna progresaba, la relación con el mundo externo también; frente a la actitud, casi general, asumida por el mundo no cristiano, se desarrolló la apologética que era una defensa del cristianismo y un medio de evangelización dirigido a los judíos, las autoridades, los intelectuales y la opinión pública. 

La mayoría de los datos se encuentran en escritores eclesiásticos llamados Padre Apostólicos, entre quienes se citan: Clemente Romano, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Doctrina de los Apóstoles, Carta de Bernabé y el Pastor de Hermas. 

Siguiendo la tradición paulina, en las Iglesias locales está el primero y más importante de los pasos del desarrollo evolutivo de la Iglesia, ya que en cada ciudad existía un grupo de hermanos en la fe que se reunían para la celebración de la Eucaristía, centro de la vida de la comunidad. Al frente de cada comunidad se encontraba un ministro que presidía la celebración (Obispos o presbíteros), otros que servían (diáconos) y, junto a estos, estaban los carismáticos que desempeñaban un papel fundamental dentro de la Iglesia. En los primeros años, obispo y presbítero fueron conceptos aplicados con equivalencia, pero con el tiempo, el primero fue adquiriendo el sentido de la cabeza de la comunidad. Es interesante saber que la elección del clero, en los primeros siglos de la experiencia cristiana, estaba reservada a loa comunidad y los obispos de las respectivas provincias decidían sobre la regularidad de la elección y los consagraban. Para ello había un proceso de tres pasos: sufragio, consenso y consagración. 

Las comunidades con sus ministros se sentían ligadas entre sí y se unieron progresivamente para formar un organismo único, la Iglesia universal, que tiene su principio sobrenatural vital en Cristo y una regla de fe única que se aprenden los creyentes como símbolo bautismal. En este ambiente de unicidad y catolicidad surge la tradición eclesiástica, se dan los primeros pasos del magisterio de la Iglesia y del primado de Roma, ya que esta Iglesia particular aparece con una pretensión que va más allá de la conciencia fraterna de solidaridad. 

En cuanto a los lugares de reunión, algunas casas que fueron compradas o donadas, terminaron siendo condicionadas para habitaciones de los presbíteros, convirtiéndose en centros de actividad pastoral que fueron llamados “Iglesias Titulares” , teniendo presente que el título hacía referencia al nombre del dueño, y que más tarde se le fue dando el nombre de un mártir o santo. 
Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 94-97

No hay comentarios: