Aspectos generales de la ética de la comunidad primitiva cristiana

Lo más relevante de la comunidad primitiva cristiana es el Kerigma, la realidad consciente de la muerte y Resurrección de Jesús. El kerigma es el punto de partida del comportamiento ético definido en la comunidad primitiva. 

Un primer elemento a destacar en la época del cristianismo naciente, es la fusión de varios horizontes en el siglo I; los ambientes: helenista, romano y judío, en los cuáles la religión aparecía ligada a la cultura y la política. Jesús, en su actividad anunciando el reino de Dios, da las pautas para fundamentar y orientar la futura comunidad. Un segundo elemento es la postura de los diferentes grupos políticos y religiosos cuyas enseñanzas son propias del contexto histórico del momento. Entre estos grupos se citan: fariseos, saduceos, esenios y otros grupos alternativos como zelotes, samaritanos y movimientos bautistas. El tercer elemento es la cuestión ética, de la actitud frente a la ley practicando la comunidad de bienes, una especie de “comunismo de amor”. 

Así pues, la comunidad primitiva cristiana encontró puntos prácticos para la realización de la transformación personal y la de las pequeñas comunidades; por esto, el planteamiento comunitario y las acciones de servicio, rompieron con las estructuras vigentes en su momento histórico: del repliegue de la ley y del olvido del otro, se pasó al compromiso de construcción de la persona y de las sociedades. La comunidad se vivía en cuatro aspectos: la comunión fraterna, la comunión apostólica, la comunión de la mesa del Señor y la comunión en el compartir. Así la ética de los cristianos desde el principio se sostuvo sobre estos pilares.

Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 65-67.

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