Inicios de la comunidad cristiana y primeras persecuciones

Los Hechos de los Apóstoles en los primeros trece capítulos narran la experiencia de los discípulos en Jerusalén y dentro de un ambiente judío. De acuerdo al texto bíblico, los cristianos tomaban conciencia de ser una comunidad particular con vida propia y reuniones frecuentes, donde se daban instrucciones que iban seguidas de la fracción del pan. (Hch. 2,42) 

Haciendo una reflexión sobre los capítulos uno a siete de los Hechos, que son los que se refieren estrictamente a los inicios se captan algunos elementos que son histórica y teológicamente importantes: la oración comunitaria es fundamental; la condición básica para pertenecer al grupo es ser testigo de la resurrección; la acción del Espíritu Santo crea una nueva realidad, la Iglesia; la comunidad dialoga con el ambiente que se encuentra, el cual se va universalizando a medida que los apóstoles se desplazan a diferentes lugares. A medida que pasan los años, aumenta el número de miembros de la comunidad, aparece la tensión entre los cristianos y el mundo judío y comienza la persecución y la ruptura; el martirio, es decir, el testimonio, era una ocasión de fecundidad evangélica. 

Al tiempo que se daban dificultades al interior de la comunidad, también se comenzaron a presentar problemas desde afuera. Tal es el caso de las persecuciones. La primera persecución fue contra la Iglesia de Jerusalén y se desató después del martirio de Esteban (Cf. Hch 6ss), sin embargo, esto condujo a la expansión del cristianismo porque algunos cristianos al huir de Jerusalén llegaron a Palestina y Siria donde predicaron el evangelio. La segunda persecución fue contra los discípulos y condujo a una nueva expansión de la Iglesia. En el año 42 Herodes Agripa hizo asesinar a Santiago el Mayor y encarcelar a Pedro. 

Con las persecuciones el cristianismo se extendió por otros lugares, es decir, salió de Jerusalén, llegando a Arabia, Fenicia, Celesiria, Adiabene, Osroene, Galilea, Samaría, creando centros cristianos como Damasco, Antioquía, Cilia, Siria, Chipre, Asia, Macedonia y Acaya. 

Cf. PATIÑO, José Uriel. Historia de la Iglesia Tomo I. La Iglesia, comunidad e institución protagonista de la historia siglos I-VII, San Pablo, 3ª ed, Bogotá 2009. pp 44-48

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